Autor: Francisco-Jesus Alamo
Fecha de publicación: 16 octubre, 2018

The Revenant. Te contamos cuál fue la verdadera historia de Hugh Glass


The Revenant. Te contamos cuál fue la verdadera historia de Hugh Glass

El cine tiene estas cosas: nadie alcanza la categoría de héroe universal hasta que llegan los guionistas de Hollywood, con su corte de realizadores, productores, cámaras, peluqueros y un par de maletines llenos de pasta, y se atreven a contar la historia de esos personajes que han pasado desapercibidos durante siglos por el común de los mortales.
Antes que Alejandro González Iñárritu adaptara su versión cinematográfica basada en la novela de 2002 El Renacido, escrita por Michael Punke y protagonizada por Leonardo DiCaprio, allá por 1971 Richard Harris y John Houston interpretaron una primera adaptación de la historia.
Para conocer la verdadera vida de Hugh Glass hay que saber distinguir los hechos demostrados por la historia de las invenciones elaboradas por cronistas mentirosos. Sea como fuera, damos por hecho que los acontecimientos verdaderos son los que relató en sus memorias George C. Yount, un comerciante de pieles de animales que, al parecer, viajó con Glass durante una de sus expediciones.

Hugh Glass, un pirata convertido en indio pawnee.

Si damos por ciertos los hechos relatados por Yount, antes que pirata Hugh Glass estuvo enrolado como marinero en un buque estadounidense, hasta que el barco fue capturado por el pirata Jean Lafitte. A Glass y otro compañero, el bárbaro le dio la opción de elegir entre morir allí mismo o unirse a su grupo de corsarios.
Y allí permaneció un tiempo de muy mala gana, ya que era un hombre temeroso de Dios y eso del pillaje, la tortura y el asesinato no quedaban muy bien con su ética de trabajo. Con ese dilema moral estaba Glass cuando un día, aprovechando que el grueso del grupo se ausentó para dar un golpe, huyó junto con otro compañero río abajo hasta que fue capturado por un grupo de indios pawnees. Al parecer esta tribu tenía la fea costumbre de quemar vivos a sus prisioneros, y ofrecer sus cuerpos achicharrados en sacrificio a sus dioses para que los de allá arriba bendijeran sus campos con abundante lluvia y grandes cosechas. Cuando Hugh Glass se desvestía para morir en la pira funeraria, ofreció al jefe de los pawnees una bolsa de color bermellón que llevaba al cuello. Al parecer ese objeto con ese color representaba para los pieles rojas un tesoro incalculable, por lo que el líder no sólo le perdonó la vida, sino que le adoptó como uno de los suyos.
Según cuenta Yount, siendo miembro de la tribu se casó con una nativa, aunque nunca tuvieron descendencia.

Dejó la tribu en busca de fortuna.

Pasados unos años, Hugh Glass ya le había cogido el gusto a eso de cambiar de ambiente cada cierto tiempo y por ello decidió probar fortuna en otro lugar. Tras leer un anuncio publicado en la Missouri Gazzete, acabó uniéndose a los Cien de Ashley y a la Rocky Mountain Fur Company, a cuyo mando estaba el mayor Andrew Perry.
Esta compañía se dedicaba a rapiñar los tesoros que las tribus de los arikara consideraban suyas, por lo que este clan les declaró la guerra a los expedicionarios blancos y masacró a cuantos miembros enviaba la compañía.

Fue atacado por un oso y herido gravemente.

Agosto de 1823. Después de alejarse un trecho del campamento que había acampado cerca del río Grand, Hugh Glass fue sorprendido por una osa Grizzly y los dos lobeznos con los que viajaba. El trampero tuvo la oportunidad de salir ileso del encuentro, pero se le encasquilló el arma cuando iba a disparar al cabeza de familia. La osa lo dejó gravemente herido, y nadie creyó que sobreviviría.
El comandante Henry ordenó a dos de sus hombres, Fitzgerald y Bidger, que le acompañasen hasta que muriese para que fuese enterrado cristianamente.
Aquí los hechos no están muy claros. Está demostrado que Fitzgerald y Bidger abandonaron a Glass, unos dicen que porque ya no creían que sobreviviese, otros huyendo de un ataque de los arikara mientras cavaban la tumba donde iban a sepultar el cuerpo del ya casi muerto.
Solo, incapaz de moverse sino arrastrándose, sin armas ni equipo, con la pierna rota y las heridas infectadas, a partir de aquí acaba el hombre y nace la leyenda del trampero que atravesó casi cuatrocientos kilómetros alimentándose de serpientes, insectos, bayas silvestres y raíces.
Para curar su pierna, se valió de gusanos para que se comiesen la carne putrefacta y así salvar el miembro de la amputación.
Cojeando logró alcanzar un campamento de indios de la tribu de los Lakota con los que trabó amistad. Cuando cogió fuerzas le prestaron una barca y descendió el río Misuri hasta Fort Kiowa, donde esperaba calmar su sed de venganza los que le abandonaron.

¿Hubo venganza contra Fitzgerald?

Cuando se tropezó, por donde hoy es el Parque Nacional de Yellowstone, con Bridger, el más joven de los cuidadores que le abandonaron, este le dijo que su huida había sido cosa de Fitzgerald y al parecer Hugh Glass creyó al muchacho y le perdonó la vida.
En cambio, decidió seguir su búsqueda y captura contra Fitzgerald para darle muerte. Sin embargo, cuando dio con él, este se había enrolado en el ejército de los Estados Unidos y el asesinato de un miembro de este cuerpo llevaba una condena a la pena de muerte. No le pareció la mejor idea ver que después de sobrevivir a la paliza de un oso, arrastrarse sobre una pierna coja y vivir alimentándose de sabandijas, ahora fuera a acabar ahorcado.
Así que le perdonó la vida a cambio del fusil que Fitzgerald se llevó cuando abandonó a Glass y una indemnización de trescientos dólares, que en aquella época debía de ser una auténtica fortuna.

¿Cuándo murió Hugh Glass?

Hugh Glass volvió a la frontera tras su gran epopeya y fue cazador y comerciante de pieles.
En el invierno de 1833 viajaba con otros dos compañeros cuando fue capturado y asesinado por miembros de la tribu de los arikara.
Según la información que aporta el libro Las muertes de los Bravos, escrito por John Myers, unos aparentes amistosos indios Minitaris intentaron unirse a una expedición de tramperos organizada por la American Fur Company. Johnson Gardner, uno de ellos, reconoció uno de los rifles de los indios como el mismo arma que Fitzgerald devolvió a Hugh Glass tras el acuerdo por el que le perdonaba la vida.
Los indios arikara fueron capturados y luego ejecutados por la muerte de Glass

¿Qué “falsedades” cuenta The Revenant que le pasaron a Hugh Glass?

En toda epopeya sobre algún héroe se encuentran mitos y verdades. Donde no llegan los hechos, en ocasiones las necesidades del guion requieren que la realidad sea adornada con un poco de épica.
Lo que sabemos que pasó:
Sabemos que es cierto que se unió a la American Fur Company y se fue a recolectar pieles.
Sabemos que fue atacado por una osa que le dejó casi muerto.
Sabemos que el comandante Henry le dejó a cargo de dos voluntarios para que, tras su fallecimiento, le procurasen digna sepultura y estos huyeron como gallinas al primer ruido que oyeron.
Sabemos que Glass buscó venganza para que los responsables de su abandono pagaran su deuda de honor. Sabemos que, como compensación, logró un rifle y una indemnización de 300 dólares.
Lo que está descartado que pasó:
No hay constancia que Hugh Glass tuviera ningún hijo, por lo que la muerte del primogénito en la película y que sirve para espolear el deseo de venganza es una licencia de los guionistas.
Tampoco fue enterrado vivo, ni flotó sobre las aguas gélidas de ningún río, ni por supuesto se lanzó al vacío al galope de un caballo.
Y desde luego, tampoco dio muerte a Fitzgerald por lo que la leyenda que nos hacen creer en The Revenant está muy adornada y quizás deberíamos de hablar de un superviviente nato que logró seguir con vida ante todo pronóstico tras el ataque de un oso.